ESBOZO DE MODERNIDAD

Por Francisco A. Avila

Hablar de modernidad, nos parece hoy, cualquier cosa; de hecho, pocos nos hemos puesto a pensar en qué significa eso de modernidad; sin embargo, creo que para lograr entender nuestro entorno, es decir, el mundo en el que vivimos, nuestra sociedad, e incluso, nuestro propio pensamiento occidental, debemos estudiar más a fondo lo que significa modernidad: pensamiento moderno, sociedades modernas y todo lo que éstas implican. Este texto, pretende ser un esbozo de la modernidad, en su historia y, por ende, en su desarrollo; para que con la lectura del mismo, el lector se introduzca y, sobre todo, se interese en el tema.


Debemos entender, primero, que el término de lo “moderno” o la “modernidad” no precisamente se refieren a algo nuevo, o a algo reciente, se refiere a una nueva forma de pensamiento que surge en el Renacimiento, cuando el hombre se concibe a sí mismo de una nueva manera, ésta se <<construirá, consolidará y diversificará en los cuatro siglos posteriores, acompañando el desarrollo de la nueva sociedad creada por los descendientes de aquellos “hombres nuevos”>>(Villoro, 1992, p84).


Esta nueva forma de pensamiento humano tiene cinco ideas principales, las cuales son base para la conformación de las sociedades modernas y de las distintas corrientes ideológicas que surgieron después de este cambio en la autoconcepción del hombre (calvinismo, luterismo, entre otras), estas ideas son:

1.- El hombre es el centro del cosmos natural y social. El hombre deja de verse como un ser destinado a un puesto particular al lado de otros seres, ahora es un sujeto que reconoce donde están las demás criaturas y elige para sí su propio sitio. Aquí es donde el individualismo se convierte en un rasgo fundamental de la modernidad, el hombre se concibe único, insustituible y creador de sí y de su nuevo mundo; antes, sólo era hijo e imagen de Dios, ahora es creador de sí mismo a imagen de Dios.

2.- El hombre forja su destino –libertad, posibilidad-. <<El destino del hombre es forjar un mundo a su imagen y semejanza. La civilización doblega el mundo en torno y lo transfigura en artificio>>(Villoro, 1992, p87). Desde el siglo XVII la sociedad se ve a sí misma creada libremente por los hombres. Es una creación voluntaria de un grupo de individuos, para lograr así, fines específicos; así es como estos individuos se convierten en el motor, el origen y fin del Estado, el orden social de las sociedades modernas no tiene linealidad, el hombre sabe que puede modificar su situación a la conveniencia de sus intereses, las revoluciones de los siglos XVII al XX dan muestra de esto, el hombre puede reconstruir su sociedad sobre la base de las voluntades concertadas.

3.- El mundo es objeto de conocimiento del hombre. El mundo se convierte en objeto de investigación para el hombre; la curiosidad natural de hombre sobre su entorno toma un nuevo giro, el conocimiento que el hombre adquiere de su investigación será usado como poder y dominación para la creación de su mundo.

4.- El hombre moldea y transforma el mundo. El pensamiento moderno es también de dominación. El hombre conoce las fuerzas elementales de la naturaleza y las pone a su servicio; el desarrollo de la ciencia natural y la técnica harán del mundo del hombre un mundo de artilugios que le permiten dominar la naturaleza. <<El mundo es considerado material moldeable, transformable en instrumento por el arte y la técnica. El mundo en torno esta allí para ser organizado, medido, estructurado por la razón humana, remodelado, destruido y reconstruido por el trabajo del hombre.[...] A fines del siglo XX la transformación del mundo en torno es total: la morada humana es ahora un artificio>>(Villoro, 1992, p89).

5.- La razón –el hombre le da sentido a todas las cosas-. Si ya dijimos que el hombre es creador de sí mismo y su entorno desde un papel casi divino, no nos sorprenderá que el pensamiento moderno cambie los dogmas de fe tradicionales por la fe en la razón. <<La razón tiene también una función teórica explicativa, en la ciencia, y una función práctica, al promulgar normas éticas de universal observancia. El proyecto del pensamiento moderno es transformar todas las cosas en razón, para comprenderlas y dominarlas>>(Villoro, 1992, p90).


Ahora bien, debemos entender el contexto en el cual se da este giro en el pensamiento del hombre, el Renacimiento es un momento en la historia, un momento de ruptura y cambio de todo un sistema social, económico, político e ideológico. Con la invención de la imprenta en el siglo XV, la impresión, distribución y el acceso a diversos textos, se le da un gran empuje a la divulgación de nuevas ideas y formas de pensamiento. El descubrimiento de América marcará también una transformación en la concepción que se tenía del mundo; el mundo se expande geográficamente y expande las posibilidades del hombre en formas que no se había planteado jamás. Comienzan a unirse reinos, eligiendo un Rey que los gobierna a todos, un Rey soberano, que edifica la Monarquía; se delimitan los territorios que abarcan dichas Monarquías, dando las bases de lo que serán los Estado-Nación.


Al comprender y entender estos preceptos, podemos ahora ver desde un mejor ángulo a las sociedades modernas. Una sociedad moderna tiene como fundamento la noción del Estado-Nación; la existencia de fronteras que conllevan a una acotación del espacio en la que los individuos forman parte de una célula regida por nuevas creencias y modos de producción. Las sociedades modernas son: las capitalistas, las que están en vías de desarrollo (por tener instituciones de base capitalista) y las socialistas (actualmente Cuba, China y Corea del Norte) con núcleos institucionales distintos, pero tienen en común ser un Estado-Nación.


Dentro de los Estado-Nación, un concepto importante será el de: hegemonía, que se refiere a la organización administrativa del poder sobre la ciudadanía de un país. Para que una clase dominante se mantenga en el poder, se domina y controla a la sociedad haciéndoles creer a los distintos estratos sociales que sus intereses son los mismos que los de la clase en el poder. Por tanto un aspecto importante será la parlamentarización de los Estado-Nación, es decir, la “representación” del pueblo dentro del sistema de poder.


En las sociedades modernas, sociedades capitalistas, existen cuatro características fundamentales, estas características, como podremos deducir, se vinculan entre sí, dando forma, orden y durabilidad a las sociedades modernas y a sus instituciones:

Capitalismo.- <<Es un sistema de producción de mercancías centrado en la relación entre la propiedad privada de capital y una mano de obra desposeída de propiedad siendo esta relación la que configura el eje principal del sistema de clases>>(Giddens, 1997, p60).

Industrialismo.- Se refiere a la utilización de máquinas no humanas, de desarrollo técnico, para la mejora del capitalismo. <<Presupone la organización social regularizada de la producción que coordina la actividad humana, las maquinas y las entradas y salidas de materias primas y productos>>(Giddens, 1997, p61).

Vigilancia.- Se refiere a la supervisión de las actividades de la población en el ámbito político. Esta vigilancia puede ser directa o indirecta: la directa sería con base en instituciones como escuelas y prisiones y centros de trabajo; la indirecta es toda la normativa escrita, las leyes, y en el acceso a la información.

Poder militar.- El poder militar se usa hacia dentro del Estado, como último recurso, para mantener el control de la población y así sostener la hegemonía de la clase en el poder. Y hacia fuera para defender la soberanía.


Ahora bien, en occidente, en nuestras sociedades modernas, el capitalismo aparece como eje y pilar esencial de todo un sistema en el cual todo lo construido tiene en sus cimientos ese pilar, esa columna vertebral. El capitalismo se basa en la dominación de clase y en la subordinación de las masas. Sin embargo, <<lo que distingue al capitalismo de otras formaciones sociales no es su carácter jerárquico, sino su forma única, en la que el deseo de poder y dominación se sublima en el deseo de acumular capital, y en el que la expresión de estatus subordinados se manifiesta mediante la aceptación del mercado y las relaciones de propiedad>>(Heilbroner, 1990, p125).


La clase capitalista, para el proceso de acumulación, necesita de una gran destreza para sacar todo el beneficio posible del sistema, todo esto al lograr legitimar sus derechos de propiedad sobre los medios de producción; estos derechos se sustentan en las relaciones de las esferas de los negocios y el Estado, relaciones que darán prioridad a la acumulación para el establecimiento de un orden social estable, <<la acumulación de capital se convierte en la base organizativa de la vida socio-política>>(Heilbroner, 1990, p126). Este proceso de acumulación afectará la fortuna de todas las clases sociales, para su mejoramiento o empeoramiento. El capitalismo nunca busca un equilibrio, siempre está en constante renovación.


Aquí me parece importante esbozar las etapas del desarrollo del capitalismo, que Heilbroner (1990) divide en cuatro periodos, éstas son:

1.- Manufactura. O el período del naciente capitalismo industrial, que va desde la segunda mitad del siglo XVII hasta el final del XVIII. Aquí se manifiesta el principio de la división del trabajo. De forma artesanal, diez trabajadores pueden producir, por ejemplo, dos piezas de tela de algodón al día; con la aparición de las máquinas telares y el establecimiento de pequeñas fábricas, los mismos diez hombre pueden producir 15 piezas por día.

2.- Maquinofactura. Las máquinas hechas por máquinas, siglo XIX. Se universalizan los productos, primero de hierro y después de acero; a partir de los impresionantes avances tecnológicos que surgieron en esta etapa la fuerza de trabajo se vió incrementada en proporciones nunca vistas; de diez hombres se pasó a grupos de cinco o diez miel hombres, e incluso las grandes compañías tuvieron hasta cien mil hombres. El capital es acumulado ahora por la totalidad del régimen mediante la emisión de acciones y obligaciones.

3.- Trustificación. A principios del siglo XX, surge una nueva etapa en la que, debido a la competencia “asesina” que la maquinofactura trajo consigo, gracias al funcionamiento máximo de las fábricas y la necesidad de vender el excedente que la nueva forma de producción traía. Con todo esto cayeron los precios y las empresas tuvieron que buscar formas de defensa; la solución fue crear asociaciones, acuerdos, y fusiones entre empresas; así la interacción de las fuerzas de producción y los reflejos defensivos ocasionaron la centralización y concentración del capital.

4.- Estatificación. Esta etapa comienza en la tercera década del siglo XX, y se refiere a la reunificación de las esferas empresariales con la gubernamental. Con la gran crisis de 1929, los grandes líderes empresariales se vieron incapacitados para tomar cualquier posición de defensa efectiva, y los líderes políticos fueron quienes tomaron las iniciativas para la recuperación de la economía mundial.


Ahora bien, en nuestros días vivimos lo que la mayoría de los estudiosos aceptan en llamar “mundialización”, que se refiere <<principalmente a ese proceso de alargamiento en lo concerniente a los métodos de conexión entre diferentes conexiones sociales o regiones que se convierten en una red a lo largo de toda la superficie de la tierra, por tanto puede definirse como la intensificación de las relaciones sociales en todo el mundo por las que se enlazan lugares lejanos, de tal manera que los acontecimientos locales están configurados por acontecimientos que ocurren a muchos kilómetros de distancia o viceversa>>(Giddens, 1997, p67-68).


Aunque todas las sociedades del planeta tienen una identidad propia, el capitalismo globalizador trata de homogeneizar a la población mundial; hoy en día los mexicanos podemos tener el mismo auto que un francés, comer la misma comida que un estadounidense y vestir los mismos pantalones que un japonés.


En este contexto los Estados-Nación se debilitan y dan paso a instituciones de carácter mundial, organizaciones intergubernamentales como la ONU son ejemplo de esto; la mundialización será entonces, entre otras cosas: la coordinación internacional de los Estados. La economía es ahora la que regula y decide sobre las sociedades, se crean <<redes de conexiones económicas de carácter geográficamente extensivo, integradas a través de las conexiones comerciales y de producción, no por un centro político>>(Giddens, 1997, p71).


Otra característica que ha surgido a principios del siglo XX, son las “sociedades de masas”, <<una sociedad amorfa, atomizada, donde las multitudes humanas se encajan en cuadros artificiales, en formaciones mecánicas que antes sugieren la palabra regimentación que la palabra organización para designar el orden de la convivencia social>>(Ayala, 1988, p212-213).


De manera simplista podríamos decir que vivimos en una sociedad de masas, por que somos más seres humanos sobre el planeta que en cualquier momento de la historia; desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días se ha observado un crecimiento desmesurado de la población humana, el avance en la ciencia ha permitido este crecimiento al disminuir de manera considerable el número de fallecimientos en el mundo.


Con esta visión general de la modernidad, podemos ahora hablar del papel de América Latina dentro de la modernidad y de su posición de desventaja ante lo que se ha denominado “primer mundo”. Históricamente hemos estado en desventaja, fuimos conquistados y colonizados por países que no trajeron a tiempo, a su nuevo territorio, la filosofía crítica del renacimiento y la reforma. <<En el momento en que Europa se abre a la crítica y prepara al mundo moderno, España se cierra y encierra a sus mejores espíritus en las jaulas conceptuales de la neoescolástica. Los pueblos hispánicos no hemos logrado ser realmente modernos, porque a diferencia del resto de los occidentales, no tuvimos una edad crítica>>(Brunner, 1992, p9). Esto explica de cierta forma el por qué las colonias inglesas tuvieron mejor suerte en el desarrollo capitalista y un mejor encaje en la modernidad. La América inglesa es <<hija de la tradición que ha fundado el mundo moderno: la Reforma, con sus consecuencias sociales y políticas, la democracia y el capitalismo.>>(Brunner, 1992,p9).


A esto debemos sumar que Latinoamérica cuenta con una gran diversidad de culturas, culturas que en la modernidad globalizadora parecen no tener cabida; éstas tienen sus propios usos y costumbres que no desean perder y aquí es donde surge la marginación de estas sociedades, y que en su gran mayoría tengan que vivir en la pobreza y el aislamiento. En el caso de México, estas diferencias han llevado al levantamiento armado de quienes se resisten a la integración de un México “moderno” <<la historia de México, la de los últimos 500 años, es la historia del enfrentamiento permanente entre quienes pretenden encauzar al país en el proyecto de la civilización occidental y quienes resisten arraigados en formas de vida de estirpe mesoamericana>>(Brunner, 1992, p26).


Sin embargo, para que el mundo pierda esa multiculturalidad debe haber una serie de procesos de cambio sociocultural <<a) la globalización intercultural como transformación de la vida cotidiana por efecto de la cercanía intercultural del resto mundo; b) la destradicionalización, en cuanto el individuo somete la tradición a revisión crítica; c) la génesis de incertidumbre; d) la homogeneización funcional, como predominio de lo pragmático, utilitario, eficiente y rentable, con la consecuente fragmentación de sentido, en detrimento de comunidades significativas; e) dos fuerzas centrífugas: un movimiento de descentramiento que apoya la diferenciación de grupos, razas, sexos, religiones y tradiciones, y otro movimiento de creciente separación y aislamiento de individuos desenraizados>>(Sierra, 2003, p73).

BIBLIOGRAFÍA

Ayala, Francisco. Introducción a las Ciencias Sociales. Ed. Cátedra, Madrid, 1988. p.209-226 y 227-249.

Brunner, José Joaquín. “América Latina en la encrucijada de la modernidad”. En: En torno a la identidad latinoamericana. VIII Encuentro latinoamericano. FELAFACS. México, 1992. p. 1-33.

Giddens, Anthony. Consecuencias de la modernidad. Alianza Universidad, Madrid, 1997, pp. 60-79.

Heilbroner, Robert L. “La lógica del desarrollo capitalista”. En: Naturaleza y lógica del capitalismo. Ediciones Península. Barcelona, 1990. pp. 125-155.

Sierra, Luis Ignacio. “Globalización, multiculturalismo y comunicación”. En revista: Diálogos de la comunicación. 66. Junio 2003, Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social. Lima, Perú.

Villoro, Luis. El pensamiento moderno. Filosofía del renacimiento. F.C.E. – Colegio Nacional. México, 1992. pp. 84-119.


Octubre 2004



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