IDEAS ACERCA DEL SUFRIMIENTO


Por Francisco A. Avila


El sentimiento ocasionado por los desastres naturales es parte de toda una cultura del sufrimiento, impulsada en mayor parte por la religiosidad judeo-cristiana de occidente. Sin embargo, una catástrofe natural es sólo pretexto para poder analizar con cierto detenimiento lo que significa el dolor para nuestra sociedad. A lo largo de estas líneas pretendo dar a conocer mi propio pensamiento acerca del sufrimiento.


En la religión cristiana tales desastres ponen el dedo en la llaga, pues contradicen todo lo que pregonan a diario, sobre un Dios misericordioso que no podría lastimarnos; sin embargo, regularmente, hay un doble discurso, pues al presentarse estas tragedias la Iglesia, al no tener como explicar lo sucedido, muestra un Dios vengativo, que provoca tal sufrimiento cuando una sociedad ha pecado demasiado; como Escalante nos dice:


“...un Dios infinitamente bueno no puede querer la destrucción y el sufrimiento de los inocentes; un dios justo no puede ocasionar catástrofes de manera caprichosa” (Escalante, 2000:145).


¿Cómo toman los verdaderos fieles este doble discurso y estas discrepancias de su fe, de sus dogmas? Al parecer tienden a aceptarlas sin mayor problema, cuando Voltaire escribió su poema sobre el terremoto de Lisboa, logró un impacto en un grupo reducido de la sociedad burguesa de aquel entonces, a la Iglesia no le preocupó pues la gran mayoría creía aún ciegamente en sus discursos, lo importante de Voltaire es el desafío que lanza contra las ideas establecidas, y junto con otros importantes pensadores, se gestan nuevas ideologías, que son más racionales, más científicas, que provocan en el individuo analítico menores cuestionamientos que con la ideología de la religión, es decir, se busca reconstruir la sociedad, basándose en la lógica y en leyes susceptibles de comprobación.




Supongo que para los intelectuales que iniciaron este nuevo modo de pensar, debe llegar un momento en el que se dan cuenta de todas las incoherencias de la cultura e ideología en la que se desenvuelven, ya sea en la Iglesia, en sus gobiernos o en la moral de su sociedad; habrá quienes se escandalicen con sus escritos, pero habrá también gente que al leerlos o escucharlos compartan sus ideas. Normalmente la burguesía a impulsado los cambios culturales a través del tiempo, o a adoptado con mayor facilidad creencias, actitudes y religiones opuestas a las de la mayoría:


“...la inclinación hacia el deísmo, el agnosticismo o el ateísmo era particular de las elites, incluso una porción reducida de ellas, en el siglo XVIII. Para las grandes mayorías, la devoción cristiana seguía siendo firme e indudable; los descubrimientos, la tecnología, las nuevas ciencias de la naturaleza no eran una amenaza para el predominio eclesiástico sobre las conciencias” (Escalante, 2000:147).

Sin embargo creo y estoy de acuerdo con los filósofos que así lo piensan, que todo esto de creer en cierta religión que nos explique el sufrimiento, el amor, el odio, y toda la idea de un orden divino, es simplemente un imaginario colectivo que carece de cualquier fundamento totalmente razonable; creemos en lo que queremos creer, por una necesidad humana y natural de creer en algo, mas no por esto lo que creemos es verdadero o comprobable, las sociedades humanas han pasado de una creencia a otra por la simple necesidad de tener algo, en lo cual creer, que este más allá de su alcance, para explicarse lo que no se pueden explicar.




Nuestras carencias nos llevan a crear todas estas ideas del amor, odio, dolor y el sufrimiento que las religiones del mundo estructuran en sus dogmas, esto hace que las sociedades del mundo actúen con una moral derivada de la religión y las leyes que se ajusten a todo el imaginario al que trato de referirme. Lo difícil siempre ha sido lograr un equilibrio entre la lógica y el razonamiento con lo que el ser humano necesita creer.



Con el avance de la ciencia y la tecnología, esta necesidad ha tenido que ser modificada, haciendo que la Iglesia, antes controladora de la educación y todo lo que se podía o no creer, ha tenido que modificar su papel en la sociedad, he incluso, de cierta forma, alimentar la independencia de lo que cada individuo puede adoptar como dogma de fe.



Tras varios siglos de un ajuste en el inconsciente colectivo, el sufrimiento ha pasado de ser la consecuencia de los pecados del individuo y la comunidad, a ser parte nata de la existencia humana, es decir, algo irremediable, un error al cual se busca una solución que no ha llegado, y que la propia naturaleza aleja de nosotros.




Algo que me parece muy interesante es, cómo el sufrimiento puede ser utilizado de forma tal que pueda controlar a una sociedad, como ya mencione la Iglesia ha jugado un papel importante en este aspecto. Escalante lo ilustra con el caso de Lutero, el cual pone la ira de Dios al servicio de los príncipes (de nuevo existe el doble discurso del Dios misericordioso contra el Dios iracundo) para terminar con la sublevación campesina, los guerreros de la autoridad muertos en batalla serán mártires ante Dios, los campesinos que mueran serán enviados al infierno pues se han vuelto desleales, asesinos, rebeldes y blasfemos.




Podríamos a final de cuentas, hacer como que no existe el dolor, pero es algo tan arraigado en nuestras mentes y en el imaginario colectivo de todo el mundo que difícilmente se puede borrar; sin embargo, ver el sufrimiento “desde fuera”, como algo ajeno a nuestra naturaleza, parece algo imposible, mas Voltaire, James, Hume entre otros lo han cuestionado y permiten verlo desde un ángulo diferente, encontrando así una paradoja, hacen al sufrimiento menos doliente; o por lo menos mejor entendible para todos.



En las ultimas décadas se debe aceptar que el sufrimiento se ha convertido en parte individual y particular de ser humano, es decir, sólo las catástrofes unen a la sociedad en un problema colectivo, que se vuelve un asunto de todos, pero que al ser causado por la naturaleza se debe aceptar, la pérdida humana o del patrimonio sí es un sufrimiento real pero se procesa individualmente; para explicar un poco la transformación del sufrimiento Escalante nos dice:


“El dolor físico se convierte en un problema médico, la destrucción es un problema de ingeniería, la reparación es asunto financiero, fiscal de higiene. La mirada científica no ve, no puede ver otras cosas... Los sufrimientos morales y religiosos existen, sin duda, pero se han transformado en problemas privados, para ser resueltos en a intimidad” (Escalante, 2000:227).

En conclusión, el sufrimiento, así como todos los sentimientos del ser humano, surgen debido a ciertas carencias y a una necesidad de creer y sentir algo más; las religiones y las diversas corrientes ideológicas, se basan en estas necesidades para cimentar su control sobre las sociedades.



Sin embargo, el ser humano es así, y no puede mas que refutar estas ideas y proponer nuevas cuando no lo logran convencer. La cultura del sufrimiento en occidente a cambiado gradualmente con el paso de los siglos y sólo ha pasado de dar al sufrimiento un aspecto divino y religioso, a darle uno individualista, esto es, que cada sujeto crea lo que quiera creer y que lleve cierto duelo por ese sufrimiento de la manera en que menor grado afecte a su propia conciencia y felicidad.






BIBLIOGRAFÍA

Escalante, Fernando “La mirada de Dios. Estudio sobre la cultura del sufrimiento”, México, Buenos Aires, Barcelona; Paidos, 2000


Julio 2004

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